
A lo largo del siglo XXI, el ser humano ha construido una relación compleja e incluso de mucha dependencia con todo lo relacionado a lo digital. La digitalidad se ha vuelto tan importante en nuestro día a día, que ha empezado a mezclarse con lo esencial, lo que determina en gran parte lo que soy, mi identidad, y cómo me proyecto y comporto frente a la sociedad.